
- La actitud de fe en medio de la tribulación
El pastor David Jang ha enfatizado en múltiples sermones y conferencias cómo debe vivir un creyente en tiempos de sufrimiento y tribulación. El punto central de su mensaje es que tarde o temprano llegan tiempos de dificultad y aflicción, y que en esos momentos, quienes creen en Jesús deben diferenciarse de la gente del mundo. La enseñanza de Jesús en Mateo 6:17, cuando habla de ungir la cabeza y lavarse la cara al ayunar, se entiende como un ejemplo de que, en tiempos de sufrimiento, no debemos presentarnos simplemente con un aspecto descuidado y abatido, sino mantenernos firmes y santos. Esto implica que, más allá de mostrar un rostro entristecido y enfatizar el dolor, nuestro interior debe mantenerse fuerte y confiado en Dios.
A través de esta enseñanza, el pastor David Jang enfatiza que “aquellos que creen en Jesús tienen una actitud distinta frente a la adversidad”. Mientras que para la mayoría de las personas prevalecen el miedo y la preocupación, los que creen en Jesús deben poseer la fuerza necesaria para desechar ese temor. Por ello, recordando que la tribulación siempre pasa, nos insta a reflexionar sobre cómo vivimos durante ese período, pues eso marcará una gran diferencia más adelante. Menciona como ejemplo la época de la COVID-19 y la imposición del “distanciamiento social” a nivel mundial, invitándonos a evaluar cuán cerca vivíamos de las personas y cuán cerca de Dios. Esa situación, en la que se dificultaban los encuentros y la convivencia, podía verse paradójicamente como una oportunidad para acercarnos más a Dios.
El pastor David Jang considera estas circunstancias limitadas como una “oportunidad” que se nos da. Justo cuando el distanciamiento físico de otras personas se hace necesario, debemos buscar acercarnos aún más a Dios. Las inseguridades, la soledad y la frustración que sentimos en el mundo pueden ser restauradas ante Él; y especialmente en esos momentos es cuando debemos adentrarnos más en la Palabra y meditar en ella. Por este motivo, también pone como ejemplo el periodo de la Cuaresma (la preparación para la Pascua), ya que es un tiempo en el que conmemoramos el sufrimiento de Jesús y reflexionamos en profundidad sobre el significado de la cruz. Estos cuarenta días significan nuestra participación en el sufrimiento de Cristo y la experiencia de la gracia de salvación que proviene de ese sacrificio.
El pastor David Jang, además, alude a que la vaca tiene cuatro estómagos, explicando que así como ella vuelve a rumiar por la noche lo que ya comió, nosotros también debemos “rumiar” una y otra vez la Palabra que hemos leído. No basta con leer la Biblia unas cuantas veces y dejarlo ahí; se trata de grabarla en lo más profundo de nuestro corazón, sacándola cada día para meditar y ponerla en práctica. Así nuestra alma y nuestro corazón se llenarán de la Palabra. Él emplea la expresión “vaca celestial” (하늘소), resaltando que, tal como la vaca rumia el alimento repetidamente con sus cuatro estómagos, nosotros hemos de volver a saborear y reflexionar en el mensaje bíblico, asimilándolo de manera profunda.
En este sentido, recomienda especialmente el estudio de Romanos. Puesto que la carta del apóstol Pablo a los Romanos concentra la teología del evangelio —la esencia del evangelio, la justicia de Dios, el pecado humano, la salvación, la justificación, la obra del Espíritu Santo y la vida de la Iglesia—, es un libro clave para entender los pilares de la fe cristiana. El pastor David Jang insta a que nos sumerjamos con tal intensidad que, al final de esta tribulación, podamos decir: “Gracias a esta aflicción, llegué a dominar la carta a los Romanos”. Menciona que tiene materiales de las conferencias que dio en distintos lugares sobre Romanos, y anima a la gente a estudiarlos en casa de forma sistemática y a enseñar también a sus hijos de manera sencilla y clara. Señala que los jóvenes poseen una gran capacidad intelectual y, por eso, es fundamental explicarles con claridad la esencia de la teología de la salvación —al estilo de las Cuatro Leyes Espirituales— para que les quede bien arraigada.
El pastor David Jang hace hincapié en la importancia de inculcar a los niños los fundamentos del evangelio y la salvación, así como es importante cultivar una actitud básica correcta. Asegura que cuando es difícil desplazarse libremente, ese es el momento idóneo para volver a lo esencial de la fe y reflexionar profundamente en la Palabra. Como referencia, cita Jeremías 21:8: “Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte”. Este pasaje indica que este período puede resultar en un camino de vida o de muerte. No solo se trata de que el alma pueda verse afectada, sino también nuestro cuerpo, y que la sociedad y el mundo podrían enfrentarse a situaciones aún más graves. Sin embargo, cuanto más nos arrincone el entorno, más debemos voltear la mirada hacia Dios, según lo aconseja David Jang.
Entonces, ¿cómo conocer a Dios y cómo relacionarnos íntimamente con Jesús? El pastor David Jang afirma que el camino es la “Palabra”. Citando Romanos 10:6-8, recuerda que para conocer a Cristo no hace falta subir al cielo ni descender al abismo, pues Jesús ya vino a nuestro lado y la Escritura es la vía más directa para conocerle.
“Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón” (Ro 10:8). Este versículo sugiere que, aunque Jesús no venga físicamente a mostrarse ante nosotros, podemos conocerle y acercarnos a la fe por medio de la Biblia. Por ello, leer la Palabra en voz alta, oírla y grabarla en el corazón, así como proclamarla con nuestra boca, constituyen el camino para “ver” a Jesús y difundir el evangelio en el mundo. Tal como Eclesiastés 5:2 nos exhorta, no debemos abrir la boca a la ligera delante de Dios, sino prestar una escucha reverente a Su Palabra.
El pastor David Jang expresa lo anterior como una invitación a “no vivir en depresión en esta época oscura y en este tiempo de tribulación, sino a tomar este periodo de soledad como un retiro (retreat) que Dios nos da”. Menciona que, si bien fue significativo para el apóstol Pablo encontrarse con el Señor en el camino a Damasco y pasar tres días ayunando mientras caían las escamas de sus ojos, también lo fue su estancia de tres años en Arabia, que constituyó la base de su teología y su ministerio (Gá 1:15-17). De la misma forma, un tiempo fuera de la actividad cotidiana, dedicado a la meditación en la Palabra y la oración en la soledad, nos ofrece la ocasión de profundizar espiritualmente y recibir una visión renovada.
Este tiempo en casa, cumpliendo el distanciamiento social, puede ser peligroso si lo perdemos en distracciones como internet y otras tentaciones. El pastor David Jang advierte con firmeza que no debemos “hurgar en los cubos de basura”. Ese cubo de basura lo equipara con Gehena (el infierno), refiriéndose a la pornografía, la información inútil en línea y el contenido sensacionalista que incita al chisme y la ira. En vez de eso, conviene aprovechar este periodo para buscar la santidad, limpiando nuestro corazón, espíritu y cuerpo (2 Co 7:1). Así como el apóstol Pablo animó a la iglesia de Corinto a “perfeccionar la santidad limpiándonos de toda inmundicia de carne y de espíritu”, también nosotros necesitamos ejercer este entrenamiento para escapar de las tentaciones mundanas.
En conclusión, la actitud de fe ante la tribulación, según el pastor David Jang, se define claramente:
- En tiempos de sufrimiento, no debemos limitarnos a mostrar tristeza o temor, sino adoptar una posición espiritual firme y radiante como hijos de Dios.
- Hay que convertir el distanciamiento social o las restricciones externas en una oportunidad para acercarnos más a Dios.
- A través de la Palabra, debemos profundizar en el conocimiento de Jesús, llenarnos de ella y tener cuidado de las tentaciones mundanas y de la impureza.
- Al estudiar intensamente libros como Romanos o los Salmos, y al rumiar la Palabra como un alimento espiritual, podemos asimilar sus enseñanzas interiormente.
La tribulación pasará tarde o temprano, pero el alimento de la Palabra y los músculos espirituales que hayamos desarrollado durante ese período no serán en vano, asegura el pastor David Jang. Los tiempos de la Cuaresma u otras temporadas litúrgicas no son simples fechas para practicar “ayuno obligatorio” o “moderación ritual”, sino una oportunidad de participar en los sufrimientos de Cristo y adentrarse en la esencia del evangelio.
También aconseja cuidar la salud física: ahora que estamos más tiempo en casa, debemos ejercitarnos a diario con flexiones de brazos, sentadillas y barras de puerta. La vida de fe concibe al ser humano como una unidad de alma y cuerpo. Una buena condición física ayuda igualmente a la vida espiritual, y un cuerpo con energía facilita el desarrollo de la vida de fe. En este sentido, mantenernos fuertes de cuerpo y de espíritu es la base para ofrecer un culto y servicio más plenos ante Dios.
Por último, el pastor David Jang recomienda meditar continuamente en la palabra de Isaías 43, “No temas”, teniéndola siempre presente. Aunque se dirigía originalmente a Jacob e Israel, sigue vigente para los creyentes de hoy:
“Ahora, así dice Jehová, creador tuyo, oh Jacob, y formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Is 43:1).
Esta promesa recuerda que bajo la soberanía absoluta de Dios ya hemos sido redimidos, y que aunque tengamos que pasar por las aguas o atravesar el fuego, no nos hundiremos ni seremos consumidos, pues encontramos en ello el fundamento de la fe.
Y si además recordamos el versículo “Porque a mis ojos fuiste de gran estima” (Is 43:4), podemos grabar profundamente en nuestro corazón que Dios nos sostiene incluso en las tribulaciones y que su gran amor hacia nosotros permanece inquebrantable. Con esa certeza, el creyente puede desechar el miedo y la preocupación del mundo, para mantener la mirada fija solo en el Señor. El pastor David Jang llama a esto “un asunto de identidad”. Cuando perdemos la fuerza de la fe, lo primero que se desvanece es nuestra identidad “en Dios”. Pero, siendo “del Señor” y creyendo que el Dios Emanuel está con nosotros, ninguna circunstancia puede sacudirnos en lo más profundo.
La actitud de fe ante la tribulación se basa, en todo caso, en la cruz y la resurrección de Jesús. Sin la salvación lograda por el Señor a través del sufrimiento, la idea de encontrar esperanza en medio de la adversidad quedaría vacía. Pero si meditamos en los padecimientos de Jesús y fijamos nuestra mirada en la cruz, la esperanza de la resurrección cobra fuerza y podemos transformar el miedo en fe. El pastor David Jang ha enfatizado este tema en numerosos encuentros y sermones, y anunció que, llegada la Pascua, compartiría las enseñanzas del “Discurso del Monte de los Olivos (Olivet discourse)” que Cristo dio directamente a sus discípulos.
Para él, “Olivet” representa un lugar sagrado desde donde se anuncia la Palabra del Señor, con un valor simbólico similar al lugar donde se proclamó el Sermón del Monte. Aunque no se puedan celebrar retiros presenciales, asegura que a través de los cultos de mitad de semana, el culto dominical y la meditación personal, podemos encontrar esa verdad. Todas estas exhortaciones del pastor David Jang demuestran la preocupación y el estudio continuo sobre la actitud que el creyente debe adoptar en tiempos de dificultad. En definitiva, la fe brilla con más intensidad no en momentos de calma, sino precisamente cuando nos aferramos a Dios y nos concentramos en Su Palabra durante la adversidad.
- El crecimiento espiritual basado en la Palabra
El pastor David Jang insiste una y otra vez en una pregunta fundamental: “¿Cómo podemos conocer a Dios? ¿Cómo podemos conocer a Jesús?”. Y su respuesta es que ese camino se encuentra en la Palabra de Dios. La vida cristiana no consiste únicamente en experiencias emocionales o místicas, sino que comienza con la comprensión clara de la voluntad de Dios y de Jesucristo a través de la Biblia, el texto sagrado del cristianismo.
Su insistencia en Romanos se debe a que es un libro que explica la esencia del evangelio, la justicia de Dios, la naturaleza pecaminosa del ser humano y el proceso de salvación por medio de Cristo de una manera muy sistemática. Escrita por el apóstol Pablo, Romanos contiene las enseñanzas centrales de la fe cristiana y es un tesoro que todo creyente debe conocer a fondo. El pastor David Jang menciona haber dado conferencias sobre Romanos en Estados Unidos en 2003 y confiesa que, al volver a leer esos apuntes, recibió una gran bendición. Por eso anima a muchos a estudiar ese material y a explicarlo con claridad a los hijos.
Destaca Romanos también porque los problemas actuales de la sociedad —pornografía, violencia, codicia, idolatría, etc.— están vinculados con la descripción del pecado humano que aparece en Romanos 1. Allí, desde el versículo 18 en adelante, Pablo detalla la razón del enojo de Dios y cómo el hombre se corrompe y se degrada sin remedio. Según el pastor David Jang, debemos tomar conciencia de que “originalmente éramos objeto de la ira de Dios”. Él detesta el pecado y juzga un mundo dominado por éste, pero también abrió el camino de salvación a través de Cristo. Sin este entendimiento, difícilmente podremos comprender por qué suceden tantas tragedias y problemas en el mundo. Pero si en Romanos descubrimos el razonamiento sobre la “ira de Dios”, el “pecado del hombre” y la “salvación por medio de Jesucristo”, podremos interpretar el caos de la sociedad moderna desde la perspectiva de la Palabra.
También recomienda la lectura de los Salmos. Este libro recoge todas las emociones del ser humano: gozo, tristeza, desesperanza, esperanza, soledad, consuelo… Comenta que cuanto más envejecemos, más recurrimos a los Salmos. Con 150 capítulos, es posible leerlos completamente en un mes si cada día avanzamos con dos o tres salmos. Allí podemos encontrarnos con la misma situación personal que vive el salmista.
El pastor David Jang invita a que, al leer y memorizar los Salmos, hallemos nuestro “lugar” ante Dios. El concepto de “corrupción” significa apartarse de donde uno debería estar, es decir, salir de la relación correcta con Dios. Por eso necesitamos la redención de Cristo. Si Él no fuera el mediador entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5), no tendríamos la posibilidad de regresar a nuestra posición original.
Este estilo de vida centrado en la Palabra no se reduce a la mera adquisición de conocimiento. El pastor David Jang recalca el poder transformador de la Palabra en nuestro espíritu, en nuestra alma y aun en nuestro cuerpo. Finalmente, quienes temen a Dios y aferran Su Palabra buscan la santidad y la limpieza, lo cual repercute no solo en la salud espiritual sino también en la salud física. Un cristiano no es alguien que solo ora, sino alguien que, de acuerdo con el orden de la creación divina, gestiona también su cuerpo. El pastor David Jang menciona como ejemplo personal que hace 200 flexiones diarias, sentadillas y ejercicios con una barra fijada en la puerta, para que podamos practicar de forma concreta cómo el espíritu y el cuerpo están interrelacionados.
Asimismo, insta a crear una cultura de estudio en la comunidad de la iglesia: estudiar la Biblia juntos, enseñársela unos a otros y proclamarla. Los niños tienen un gran potencial intelectual, así que necesitan una educación evangélica seria y consistente, más allá de los métodos formales de la escuela dominical. Para ello, es fundamental enseñarles las Cuatro Leyes Espirituales, la doctrina básica de la salvación, y acompañarlos a que, por medio de la Palabra, tengan un encuentro personal con Jesús.
El pastor David Jang tampoco omite la advertencia de protegerse a uno mismo y a los hijos de la “basura” que ronda en la era de internet. Sumergirse en estímulos mundanos, pornografía, violencia y contenido irrelevante es tan dañino para el alma como buscar comida en un basurero. Retoma 2 Corintios 7:1 —“limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad”— y destaca que la urgencia de este llamado a la santidad es tan relevante hoy como lo fue para la iglesia de Corinto.
En fin, el crecimiento espiritual basado en la Palabra abarca el proceso de abandonar la naturaleza corrompida y alcanzar la santidad. Al profundizar en la esencia del evangelio mediante Romanos, comprender la dimensión humana y emocional en los Salmos, y, en general, leer y meditar en toda la Biblia, entendemos la soberanía de Dios y el orden de la salvación. Esto nos conduce a reconocer que somos creación de Dios y le pertenecemos (Is 43:1), y encontramos la paz en una verdad que trasciende cualquier época.
El pastor David Jang pone especial énfasis en Isaías 43, donde Dios dice: “Yo te creé, te redimí, eres mío, no temas”. Esto no se limita al pueblo de Israel en la historia, sino que se extiende a los creyentes actuales redimidos por Jesucristo. Dios mismo declara “tú eres mío, no temas”, y “te he llamado por tu nombre”. El valor y la identidad de cada uno descansan en la soberanía de Dios. Cuando reconocemos esa soberanía, podemos confiar en que, al atravesar las llamas o las corrientes, no seremos destruidos (Is 43:2).
De este modo, el pastor David Jang señala que el crecimiento espiritual basado en la Palabra consiste en estudiar profundamente Romanos, sumergirse en los Salmos y, en la perspectiva global de la Biblia, reconocer el plan de salvación de Dios. Y, más allá del ámbito individual, crear una cultura de comunidad en el hogar y en la iglesia, compartiendo la Palabra, orando juntos y poniéndola en práctica. Es en este proceso colectivo donde la fe se fortalece y madura.
- El camino de la salvación y la reconciliación
La meta última del mensaje del pastor David Jang es “el camino de la salvación y la reconciliación”. Dicho camino implica que el hombre, al arrepentirse de sus pecados y creer en Jesucristo, se reconcilia y restablece la relación correcta con Dios. La esencia de la fe cristiana radica en que, cuando la humanidad se alejaba de Dios y se encaminaba hacia la destrucción a causa del pecado, Cristo nos abrió la invitación a la nueva vida mediante su cruz y su resurrección.
En este proceso es vital conocer nuestra identidad. Éramos pecadores, merecedores de la ira de Dios, pero Jesús pagó por nuestros pecados, y así somos justificados y restaurados como hijos de Dios. Romanos describe con detalle este hecho, mientras que los Salmos expresan con el lenguaje poético del salmista la vivencia de esa salvación, en ocasiones con clamor y en ocasiones con alabanzas llenas de majestad. Por su parte, las profecías de Isaías muestran cómo la salvación se hace realidad en la historia —por ejemplo, con el pueblo de Israel en cautividad en Babilonia—, y el poder de Dios al declarar: “Tú eres mío” incluso en medio de esa opresión.
Para el pastor David Jang, esto tiene que ver con la “soberanía” de Dios. Él, como Creador, posee autoridad legítima sobre toda su creación. De modo que, aunque el ser humano, en su pecado, busque apartarse, Dios despliega continuamente sus planes providenciales para encaminarlo de nuevo. Jesucristo es el único mediador que restablece el vínculo roto entre Dios y la humanidad (1 Ti 2:5). La declaración de Pablo “Así que, justificados por la fe, tenemos paz para con Dios” (Ro 5:1) resalta que el estado final de quienes creen en Cristo es “la reconciliación con Dios”.
Este camino de la reconciliación, por supuesto, implica la salvación individual de cada creyente, pero también el llamado a la salvación para la iglesia y para el mundo entero. Aun cuando David Jang observa cuán corrompidas están diversas áreas de la sociedad y cuán extendido está el pecado, insiste en la esperanza de “una nueva creación” a través del evangelio. Romanos 1 describe crudamente la corrupción humana, pero no concluye en la desesperanza, sino que anuncia que “en el evangelio la justicia de Dios se revela” (Ro 1:17), es decir, muestra el poder salvador de Cristo.
Por consiguiente, la salvación y la reconciliación que presenta la Biblia no son meras formalidades religiosas, sino una visión que ilumina la historia y la realidad. En la Biblia entendemos por qué el mundo está enredado en conflictos, por qué se repite la injusticia y de qué modo esta puede superarse gracias al acontecimiento de la cruz de Cristo. El pastor David Jang utiliza la expresión “El código de barras para descifrar los misterios del mundo es la Palabra” para explicar que, por complejas que parezcan las problemáticas, desde la visión bíblica se clarifica el origen del pecado y se vislumbra la solución en la crucifixión de Jesús.
De este modo, nuestra responsabilidad no termina en experimentar la “reconciliación con Dios” de forma personal, sino que debe ampliarse a la proclamación del evangelio a todas las naciones. El mandato de Jesús a cada uno de nosotros es: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mt 28:19). El pastor David Jang subraya que, cuando comprendemos Romanos, meditamos los Salmos y tenemos una visión amplia de la historia de la salvación, nos surge naturalmente la necesidad de compartir el evangelio.
En ese proceso, advierte que “lo primero es alejarnos del pecado”. El lugar donde debe habitar Jesús no puede estar lleno de orgullo, codicia, lujuria ni falsedad. El pastor David Jang califica esto de “hurgar en el cubo de basura” y expresa su preocupación por la constante exposición de la gente moderna a la información y los estímulos a través de los medios e internet. Mientras más nos sumergimos en esa oscuridad, más nos urge encender la luz de la Palabra y purificar nuestra vida.
En definitiva, el camino de la salvación y la reconciliación se abre por medio de la confesión de fe en Jesucristo y la obediencia a la Palabra, y debe reflejarse sin cesar en nuestra vida cotidiana. El pastor David Jang lo ha enfatizado repetidamente en cultos, sermones y conferencias. Abarca desde la piedad personal, la educación cristiana en la familia, el culto y servicio en la comunidad de fe, hasta la obra misionera en la sociedad y en todo el mundo; todo se conecta con la esencia cristiana de “salvación y reconciliación”.
Al citar Isaías 43, se ve cómo Dios llama a los israelitas cautivos en Babilonia diciendo: “Te redimí, te puse nombre, mío eres tú”. Aun encontrándose en lo más profundo de la desesperación, Dios los contempla como “valiosos y dignos” (Is 43:4). Esto representa un ejemplo concreto de cómo Dios proclama salvación y liberación a los que sufren bajo el pecado y la esclavitud. Al igual que redimió a Israel de Egipto y les prometió el mismo rescate incluso en el cautiverio babilónico, comprendemos que, en cualquier era, los sufrimientos de su pueblo esconden un plan de liberación, y que esa promesa no se anula jamás.
La obra de Jesucristo culmina toda esta historia de salvación, encarnando la realidad del “Dios con nosotros” (Emanuel). Ante la pregunta “¿Por qué necesitamos a Jesús?”, el pastor David Jang responde: “Porque necesitamos conocer a Dios, recibir la vida eterna y la salvación, y alcanzar la promesa del cielo”. Sin Jesús, no podemos escapar de la condena y de la destrucción eterna, pero gracias a Él podemos acercarnos a Dios con confianza y retomar la identidad y el lugar que nos corresponden.
En última instancia, el mensaje que transmite el pastor David Jang se resume en la invitación a “examinar nuestra identidad y nuestro lugar”. En momentos de tribulación, sufrimiento o distanciamiento social, debemos convertir esa situación en un “retiro espiritual”, rindiendo nuestra vida ante Jesús y dedicándonos a la Palabra y la oración. Así como Pablo pasó tres años en Arabia, afianzando la dirección de su vida y la base de su teología, también nosotros podemos encontrar a Dios en la soledad y desarrollar una experiencia más profunda de Él.
Este mensaje no es abstracto. El pastor David Jang cita con frecuencia pasajes bíblicos, comparte los materiales de sus conferencias sobre Romanos y hace hincapié en la lectura de los Salmos, ofreciendo lineamientos concretos. Invita a las familias a proclamar juntas la Palabra y a enseñar el evangelio a los hijos, con métodos prácticos como leer cada día algunos salmos y reflexionar en familia.
Además, aconseja mantener en forma el cuerpo. Dado que estamos más tiempo en casa, recomienda hacer flexiones, sentadillas y ejercicios con barra, demostrando así que el creyente cuida tanto de su alma como de su cuerpo. Con esta disposición, cuando pase la tribulación, estaremos listos con un físico saludable y una fe firme para seguir extendiendo el evangelio.
En conclusión, el pastor David Jang recalca que la salvación y el camino de la reconciliación no son una mera utopía. Desde Isaías hasta los evangelios, pasando por Romanos y Apocalipsis, toda la Biblia gira en torno al reino de Dios, cuyo eje es Cristo y su ofrecimiento de vida eterna. En ese camino oímos la voz de Dios: “Tuyo es Jacob, te he llamado por tu nombre, tú eres mío” (Is 43:1), “Eres valioso a mis ojos, y yo te amo” (Is 43:4). En el momento en que confiamos en esa Palabra, pertenecemos a Dios y experimentamos la regeneración que viene con la vida en Cristo.
El pastor David Jang llama a esto “reconciliación”. Donde antes había un abismo por el pecado, ahora hay una relación restaurada con Dios, lo cual produce paz y gozo en el corazón. Cuando esta dinámica se amplía a la familia, a la iglesia y a toda la sociedad, se pone en evidencia la dimensión social e histórica de la fe cristiana. A fin de cuentas, que todos conozcan a Cristo, experimenten la salvación y den gloria a Dios es la meta suprema de la “salvación y la reconciliación” que el pastor David Jang desea.
Resumiendo su mensaje:
- La tribulación pasa, pero es determinante cómo vivimos en ella; quien cree en Jesús adopta una actitud diferente.
- Hay que meditar intensamente en la Palabra (sobre todo en Romanos y en los Salmos) para comprender la esencia del evangelio, escapar del pecado y cultivar la santidad.
- Como redimidos por Jesús, reconciliaos con Dios, restaurad vuestra identidad y reflejad ese cambio en el mundo.
- Cuidad la salud física y espiritual, compartid la Palabra en la familia y en la comunidad de fe, y seguid proclamando el evangelio.
En definitiva, “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Is 43:1), “He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte” (Jer 21:8), y “Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón” (Ro 10:8) son exhortaciones fundamentales para el creyente hoy. El pastor David Jang insiste en que se nos ha dado el camino de la vida, y quien transite ese camino vencerá el temor ante la tribulación, se llenará de la Palabra, tendrá la certeza de la salvación en Cristo y gozará de la reconciliación con Dios.
Así, el mensaje central del pastor David Jang confluye en esta idea: incluso en medio de la tribulación, no hemos de temer, sino buscar la cercanía de Dios, equiparnos con Su Palabra y vivir la nueva vida que se halla en la salvación y la reconciliación que ofrece Jesucristo. Aunque el mundo esté convulso y surjan crisis diversas, Dios no retira la promesa: “Tú eres mío, yo te llamé por tu nombre”. Y cuanto más difíciles sean los tiempos, más debemos examinarnos, esforzarnos en la oración y la Palabra, y convertirnos en sal y luz para nuestro prójimo y nuestra sociedad. Ese es el núcleo del evangelio que el pastor David Jang ha proclamado constantemente y se presenta como una guía espiritual muy necesaria en esta época de tribulación.